lunes, 27 de agosto de 2012

La democracia: política a medida del hombre, "hoy como ayer se llama socialismo"

Necesitamos el socialismo para mantener nuestra supervivencia, por ello no tenemos más remedio que privar a los gigantes financieros e industriales de los “derechos naturales e inalienables” que hoy ponen por delante. Debemos detener toda clase de privatización, así como recuperar para el Estado los bancos y las multinacionales “privatizadas” al objeto de hacer de los sectores públicos las arterias de nuestra economía, para dar realmente voz y participación a la gente, para orientar la sociedad hacia objetivos públicos y ecológicos. La democracia de mañana tiene que comenzar con la expropiación de los protagonistas de las privatizaciones.

Necesitamos construir la sociedad del mañana, y para ello tenemos que atrevernos a ir más allá de los límites del pragmatismo cotidiano, tenemos que reconquistar la democracia de la antigüedad, la cuna de la democracia, la democracia participativa.

Necesitamos como base el socialismo, por la redistribución de las riquezas, la justicia, la solidaridad y la paz.

Necesitamos un socialismo integral, con democracia, participación, libertad, seguridad, desarrollo sostenible, creatividad y bienestar.

Necesitamos un socialismo que partiendo de la dimensión humana, garantice todas las cosas que verdaderamente nos importan a los ciudadanos:
  • Un empleo adecuado, para mantener dignamente a la familia.
  • Tiempo libre para relajarse y prosperar.
  • Una atención médica universal y adecuada.
  • Una educación integral que estimule en vez de excluir.
  • Una pensión decente a una edad apropiada.
  • Una vivienda digna y asequible.
  • Un ambiente seguro.
  • Bancos públicos que gestionen los ahorros de manera correcta, que hagan fluir el crédito responsablemente, sin usuras.
  • Una verdadera participación ciudadana en los barrios para establecer las prioridades de la sociedad.
  • Un sistema de justicia que nos proteja a todos por igual.
  • Los mismos derechos y oportunidades a hombres y mujeres.
  • La libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de reunión.
  • La libertad de conciencia, la separación efectiva entre Iglesia y Estado.
  • Una economía en armonía con la naturaleza, que no agote los recursos de nuestro planeta.

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