La democracia de los idiotas

La palabra “idiota” procede del griego ἴδιος (leida ídios). En aquel entonces, en los comienzos de la democracia que hoy se usa para justificar los más diversos crímenes y delitos por parte de la clase dominante, el idiota era simplemente aquél que se preocupaba sólo por sí mismo, por sus intereses privados y particulares, sin prestar atención a los asuntos públicos y/o políticos. El idiota era por tanto el que quería para si una democracia representativa, es decir su participación en la política quedaba reducida a votar cada cierto tiempo a quien le iba a representar, otorgándole por tanto un cheque en blanco durante toda la legislatura.

Pronto la palabra se convirtió en un insulto, ya que en la Antigüedad grecorromana la cosa pública era de gran importancia para los hombres libres. De hecho ocuparse de los asuntos públicos y ser un hombre libre eran un paquete indisoluble, y solo los esclavos no se interesaban, o no los dejaban hacerlo, del gobierno, la ciudad, el barrio, etc…

Pero eso era por aquel entonces, puesto que hoy lo que se ha impuesto es la idea que de los asuntos públicos se ocupen los representantes de los ciudadanos, y que estos se dediquen a sus problemas particulares o a su ocio personal. Así, la participación en el desarrollo y destino de la comunidad es algo reservado a una minoría. Aun mas, la mayoría de los ciudadanos son analfabetos políticos, pues son enseñados desde pequeños, para bien de los que manejan desde la cúspide el país o el sistema, a no tener el menor interés en lo que les sucede a los demás y, ni mucho menos, a participar en las decisiones importantes de la comunidad.

El resultado es que la supuesta “democracia” capitalista, términos contradictorios que, precisamente, debido a ese analfabetismo generalizado se sigue utilizando sin que parezca chocar a muchos, no es más que la democracia de los idiotas, gente preocupada estrictamente de sus asuntos particulares mientras sus representantes hacen y deshacen a su antojo sobre el futuro de sus familias.

Y esto, es ni más ni menos lo que está sucediendo en España con esta “crisis”. Después de años de idiotez generalizada, en la que cada uno se dedicaba, sin el menor interés de participar en política, en la mejora de las cosas de su entorno, el país, o el mundo, centrados como el burro en alcanzar la zanahoria que el amo le pone ante sus ojos, ahora a muchos se les cae la venda de los ojos y se dan cuenta de que algo anda mal, sin saber exactamente qué hacer, pero a la mayoría, aun sin zanahoria delante, después de tantos años sin ver otra cosa que el tubérculo ante sus narices, no pueden mas que seguir haciendo el idiota imaginándose que pronto van a volvérsela a poner para que el mundo siga avanzando.

Esta es una explicación de la democracia capitalista que es el sistema mas cruel e injusto jamás inventado, y con mas victimas a sus espaldas de la historia, que aún así siga siendo asumido como el mejor por gran parte de la población, y que, centrándonos en España, el PP y el PSOE, y otros partidos nacionalistas de derechas pero con igual mala y corrupta intención, sigan siendo votados por millones de idiotas a los que siempre les dio igual todo salvo sus propias ambiciones.

Para dejar de ser idiota y vivir en una democracia real hay que participar y preocuparse de algo más que de intentar morder la zanahoria, comprometerse como hombres libres, y trabajar codo con codo, sin delegar en otros ni dejarse engañar por ganster y mafias, en la construcción responsable del futuro colectivo.

Particularmente me despiertan pocas esperanzas estos movimientos que en nuestro país y en el resto de la Europa del Sur se están produciendo, pues son producto de las circunstancias actuales y no de un profundo debate obligatorio, que nos lleve a una correcta conclusión y a una voluntad política y social determinante para acabar de una vez con el capitalismo y el bipartidismo a su servicio, el tiempo nos apremia, hay que pasar a la acción, pues el dinero ha sustituido a la reflexión, la publicidad y la “prensa rosa” invaden todos los programas de televisión y la plutocracia ha sustituido a la democracia.