Izquierda
Unida denuncia el golpe a la democracia asestado por el PP, mediante el cual
plantea reformas electorales antidemocráticas e inconstitucionales en la región
y municipios.
Para
Izquierda Unida, la entrada en vigor de la nueva ley electoral para Las Cortes
de Castilla – La Mancha, así como la propuesta de cambio en la elección de los
Alcaldes para las próximas elecciones municipales, ponen de manifiesto el
nerviosismo del bipartidismo, especialmente del PP, ante la posibilidad de
perder gran parte del poder que han venido ostentando los últimos 35 años.
Rajoy y De Cospedal quieren aprovechar sus mayorías absolutas de 2011 para dar
un auténtico pucherazo electoral a menos de un año de las elecciones.
El cambio en
la Ley Electoral de la región viola el principio constitucional de pluralismo
político, puesto que, como sostiene Izquierda Unida, se hace con el objetivo de
que no entren más grupos políticos en Las Cortes y poder sacar mayoría absoluta
incluso no siendo el partido más votado. Desde 1982 Castilla – La Mancha ha
tenido dos presidentes y una presidenta, los cuales han hecho sendas reformas
electorales con la intención de perpetuarse en el poder. Barreda fracasó en su
intento de 2011 y De Cospedal, asegura Izquierda Unida, también lo hará en
2015.
Izquierda
Unida defiende una reforma electoral en dirección opuesta, que mejore la representatividad.
Pero la cosa no queda ahí: para avanzar en calidad democrática en nuestra
región habrá que hacer reformas que mejoren el Estatuto de Castilla – La
Mancha, el Reglamento de Las Cortes, de la Ley que regula la Iniciativa
Legislativa Popular, así como la
creación de una nueva legislación para la participación ciudadana y la transparencia
en la gestión pública.
Según
Izquierda Unida, si se construye la alternativa al bipartidismo conformando una
candidatura comprometida con ese cambio tan necesario, la nueva ley para la
región fracasará. De la misma manera que fracasará el intento del PP por
conservar el poder en los municipios donde ahora gobierna con mayoría absoluta.
Para
IU resulta obvio que temen los posibles resultados electorales. Pero no solo el
PP, sino también la troika y las élites económicas. Su problema es que está en juego el desmontaje de las redes clientelares que se han
instalado desde hace décadas. De ahí que el enemigo del PP sea la voluntad
popular. Sin
embargo, sostiene IU, el PP encontrará muchos obstáculos, puesto que no tiene
garantizado el éxito. Más bien puede acelerar su propia descomposición
electoral.
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